Es la guerra la que me ha educado; no solamente el horror de la guerra, sino también la significación de la guerra imperialista.
Henri Barbusse
María, te doy mi corazón, haz que sea siempre tuyo. Jesús y María sean ustedes mis amigos, pero por piedad, que yo muera antes que me ocurra la desgracia de cometer un solo pecado.
Domingo Savio
Me parece que ciertas revelaciones crueles son una forma de egoísmo, de quedar simplemente en paz con uno mismo.
Eduardo Mignogna
Porque yo soy del tamaño de lo que veo, y no del tamaño de mi estatura.
Fernando Pessoa
El paraíso en la tierra está sobre un caballo, en la salud del cuerpo y junto al corazón de una mujer.
Friedrich Martin von Bodenstedt
Las masas perdieron su carácter poético con el cristianismo. No me hable usted de los tiempos modernos, a propósito de lo grandioso. No dan ni para satisfacer la imaginación de un folletinista de la peor calaña.
Gustave Flaubert
Para podervivir con otras personas tengo que podervivir conmigo mismo.
Harper Lee
La realidad que llamamos Estado no es la espontánea convivencia de hombres que la consanguinidad ha unido. El Estado empieza cuando se obliga a convivir grupos nativamenmte separados.
José Ortega y Gasset
La máxima grandeza de un escritor es que deja un vacío sin sucesión.
Juan Teba
Nunca te des por vencido. Crea tu propio camino.
Katharine Hepburn
¿Quién de vosotros va a quedar segundo?
Larry Bird
Nos llevó varios años de duro trabajo acabar aquella tarea. No había un único nuevo elemento, había varios. Pero el más importante era el radio, el cual se pudo separar en estado puro.
Marie Curie
Para la siembra, simplemente esparzo a voleo centeno o cebada por estos campos durante el otoño, mientras el arroz todavía está en pie. Unas semanas más tarde cosecho el arroz y esparzo su paja sobre los campos. Es lo mismo para la siembra del arroz.
Masanobu Fukuoka
Dichoso es el que no lo parece a los otros, sino a sí.
Séneca
Quien no trabaja no descansa.
Thomas Carlyle
De niños, nuestras vidas fueron gongs golpeados; clamor y alarde; llanto de desesperación; palmadas en la nuca en los jardines.
Virginia Woolf