Frase de Hebe de Bonafini

Tenemos que copiarnos de los curas, que te agarran de chiquito y te dan un catecismo: pa, pa, pa, pa, y a los cuatro años ya estás... - Hebe de Bonafini

Tenemos que copiarnos de los curas, que te agarran de chiquito y te dan un catecismo: pa, pa, pa, pa, y a los cuatro años ya estás pelotudo.

Hebe de Bonafini

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Ser viejo no es un insulto, es una consecuencia de la edad.

Saluda a la ingratitud como una experiencia que enriquecerá tu alma.

El amor ha existido siempre, desde que la primera célula ha buscado completar en otra lo que le faltaba para sobrevivir.

Ya nadie ves igual, todos menores son cuantos acompañan tu persona; tuyo es todo el gobierno y sus favores, sola tu frente ciñe real corona; mas ya comienza a haber nuevos rumores; que el vulgo, que a sus reyes no perdona si una vez pierde el miedo y la vergüenza del nuevo rey a murmurar comienza.

Hay en la sensualidad una especie de alegría cósmica.

He tenido todas las desventajas necesarias para el éxito.

Yo doy a los personajes un lugar preponderante entre todos los elementos que se conjugan en una novela. Unos personajes que vivan de verdad relegan, hasta diluir su importancia, la arquitectura novelesca, hacen del estilo un vehículo expositivo cuya existencia apenas se percibe y son suficientes para hacer verosímil el más absurdo de los argumentos.

A Osama Bin Laden nunca le vendí nada, y no por principios morales, sino porque en aquella época siempre te devolvían sus cheques.

Vivir es entrenar.

La mayor prerrogativa de la inocencia es no tener miedo de mirada alguna y no sospechar de ninguna lengua.

La humanidad ha estado peleando contra plagas desde el inicio. Nos patean el trasero por un tiempo. Luego, atacamos de vuelta.

La risa mata el miedo, y sin miedo no puede haber fe. Pues sin temor al diablo, no hay necesidad de Dios.

La vida no era más que una progresión por el camino lleno de aventuras del espíritu que había perdido el pudor, un reflejo del calor que causaba la vergüenza en la materia despierta a la sensualidad y que se había prestado a acoger al desencadenante de todo aquel fenómeno...

La desconfianza en nosotros mismos es un enemigo traidor que nos priva de hacer muchas cosas buenas, sin más razón que la de no resolvernos e intentarlas.

William Shakespeare

El hombre dotado de sentido moral vivirá tranquilo, ya que no conocerá la duda o, mejor dicho, la conocerá al tener la satisfacción de vencerla.

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