A veces no hay nada tan importante como los recuerdos.
Haruki Murakami
Ha visto la mirada en el rostro de ciertas personas..., abandonadas en islas elegidas por ellos mismos, penetrante, satisfecha.
Alice Munro
No olvides que la amistad ni se conquista ni se impone, porque nace del corazón.
Anónimo
Quien dice la verdad, casi no dice nada.
Antonio Porchia
La fe religiosa es imposible de erradicar precisamente porque somos criaturas que todavía estamos evolucionando. Jamás sucumbirá; o, al menos, no sucumbirá hasta que superemos el miedo a la muerte, a las tinieblas, a lo desconocido y a los demás.
Christopher Eric Hitchens
Nunca ofendas a un amigo, ni siquiera en broma.
Cicerón
Tú puedes ser invencible, si no te enganchas en combate alguno cuya victoria no dependa de ti.
Epicteto
Estrategia es política. Los pueblos han de vivir criticándose, porque la crítica es la salud; pero con un solo pecho y una sola mente. ¡Bajarse hasta los infelices y alzarlos en los brazos!
José Martí
Hemos de hacer buenos cristianos y honrados ciudadanos.
Juan Bosco
Mi experiencia es que cuando la gente intenta hacer cosas ambiciosas, se preocupan de fracasar cuando comienzan. Pero todas las cosas interesantes que se logran son las que consiguen un gran valor agregado.
Larry Page
Existen, pues, pueblos suficientemente sagaces como para estimar sus placeres más que las insulsas leyes de la población.
Marqués de Sade
No hay joya tan valiosa en el mundo; que valga tanto como una mujer.
Miguel de Cervantes
Aprendamos a darnos con amor sincero a nuestro prójimo, solo así podremos nuestros pies sobre la Tierra.
Pedro Pantoja Santiago
Haz pues mi querido Lucilio lo que dices que tú mismo me dices que haces: agárrate a las horas con ambas manos. Dependerás menos del día de mañana si tuvieses bien asido el de hoy.
Séneca
No puedo decir que la mujer universitaria es la mujer más contenta. Al tener una mente más abierta, ella entiende las condiciones desiguales entre los hombres y las mujeres, bajo un gobierno que las tolera.
Susan B. Anthony
Entrar en una novela es como hacer una excursión a la montaña: hay que aprender a respirar, coger un ritmo de marcha, si no todo acaba enseguida. En poesía sucede lo mismo.
Umberto Eco