Todos éstos, los que vivían en estas casas, y todos los condenados dependientes de comercio, que vivían por allá, no sirven. No tienen coraje, no sueñan ni ansían nada, y el que no tiene esas cosas, no vale un ardite.
Y si fueras mi esposa, yo sería tu amante, porque la Iglesia está firmemente en contra del divorcio.