Manrique amaba la soledad, y la amaba de tal modo, que algunas veces hubiera deseado no tener sombra por que su sombra no lo siguiese a todas partes.
Gustavo Adolfo Bécquer
Lo que busco no es la realidad ni la irrealidad, sino lo inconsciente, el misterio de lo instintivo en la raza humana.
Amedeo Modigliani
No dejes que el miedo a poncharte se interponga en tu camino.
Babe Ruth
Le canto al que desespera, se ahoga, se queda solo, al que ama el sol y la tierra. Le canto al que me ayudó, con la música y la letra en cada uno estoy yo, por eso, les canto a todos.
Celeste Carballo
El secreto del hombre interesante es que él mismo se interesa por todos.
Charles Péguy
Donde quiera que se esté bien, allí está la patria.
Cicerón
Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza.
Dante Alighieri
Como siempre, cuando me alejo de ti, tomo dentro de mí tu mundo y tu vida, y así es como puedo sostenerme por más tiempo.
Frida Kahlo
El lecho del tamaño del deseo para intentar todas las caricias y confundir las pieles en el largo sudor que resplandece en la media luz de las cortinas de la tarde.
Hugo Gutierrez Vega
Una persona fundamentalista no admite posibles interpretaciones sobre la doctrina en la que cree y no tolera que alguien la relativice o limite su alcance.
Ismael Leandry Vega
En vos hallar esperan renovada su memoria y sus obras valerosas; y allá os muestran lugar, como acá ejemplo, que abre al mortal de eternidad el templo.
Luís de Camões
Y el hecho mismo de mantener la libertad de la enseñanza en los límites convenientes, el Estado consigue su objeto en la libertad de pensar, porque las gentes, en lo general, no piensan más allá que lo que sus maestros han pensado.
Max Stirner
El hombre no está hecho para ser feliz en forma permanente.
Michel Houellebecq
El silencio es fecundo.
Pietro Metastasio
Si la ociosidad es un vicio en los pobres, ¿por qué aparece entre los ricos como un signo de distinción y hasta de elevación de espíritu?
Vicente Blasco Ibáñez
Los mayores enemigos de la libertad no son aquellos que la oprimen, sino los que la ensucian.
Vincenzo Gioberti