Despierta ríes y al reír tus labios inquietos me parecen relámpagos de grana que serpean sobre un cielo de nieve.
Gustavo Adolfo Bécquer
Es la cobardía innata del novelista, que delega en personajes imaginarios los pecados que él tiene la prudencia de no cometer.
Anthony Burgess
No hay santos en el reino animal. Sólo desayuno y cena.
Billy Bob Thornton
Estaba completamente medio asustado de pensar.
Brian O'Nolan
Cuanto más progresan los hombres por la senda de la cultura, tanto más suelen las personas concretas, en virtud del avanzado proceso de división del trabajo, producir cantidades de bienes del orden superior bajo el supuesto tácito y, de ordinario también correcto, de que otras personas producirán por su parte las correspondientes cantidades de los bienes complementarios.
Carl Menger
No existe el amor de novela rosa.
Carmen Martín Gaite
Que se nos haga un agravio no significa nada, a menos que insistamos en recordarlo.
Confucio
Este pez podría alimentar a mucha gente, pero ¿Serían dignos de comérselo? No claro que no.
Ernest Hemingway
Que siempre la privación fue causa del apetito.
Eusebio Blasco
Aún no me había dado cuenta de que yo misma contribuí al fracaso de esas relaciones al poner constantemente a prueba a quienes fueron mis parejas. Creo que es justo, antes de continuar, reconocer que, muchas veces, cuando todo hacía suponer que quería dar por terminada una relación, lo único que realmente deseaba era que me dijeran: 'Oye, no puedo vivir sin ti.
Gisela Valcárcel
Puede haber cierta magia cuando escribo, pero el resto del día soy nada más que un amante del jazz como hay millones por ahí.
Haruki Murakami
La bondad de corazón y la equidad de un hombre honesto vale cien veces más que la amistad de un bellaco.
Jean-Jacques Rousseau
Solo importa aquella versión de la realidad que coincida con tus deseos y aspiraciones.
Juan Gómez-Jurado
No creer en la fuerza es lo mismo que creer en la gravitación.
León Trotski
El guerrero es sabio. hace del escenario un santuario. cielo de discípulos, infierno de adversarios.
Nach
A través de la mujer penetra el diablo en el corazón de los jóvenes.
Umberto Eco