La imbecilidad es una roca inexpugnable: todo el que choca contra ella se despedaza.
Gustave Flaubert
Lo más difícil de comprender en el mundo es el impuesto sobre la renta.
Albert Einstein
Yo vivía con mi madre en un apartamento muy pequeño. Mi habitación era como en el salón. Es por eso que todavía me encanta dormir en los sofás.
Alicia Keys
Los españoles no sabemos despedirnos porque para nosotros el tiempo es elástico y gratuito.
Amando de Miguel
Lo mejor que podemos hacer por otro no es sólo compartir con él nuestras riquezas, sino mostrarles las suyas y descubrir la nuestra.
Benjamin Disraeli
Solo pido ser libre. Las mariposas son libres.
Charles Dickens
Desde niño yo quería trabajar en la radio y no sabría decir el por qué
Constantino Romero
Oh, las cosas que puedes encontrar si no te quedas atrás.
Dr. Seuss
Un verdadero bello espíritu piensa más en las cosas que en las palabras; con todo, no desdeña los adornos del lenguaje, pero tampoco los solicita. La delicadeza de su estilo no disminuyen la fuerza; y se le podría comparar a aquellos soldados de César, que aunque estaban perfumados y atentos a su adorno, no dejaban de ser valientes y de combatir bien...
Eugenio Espejo
Es que contigo soy yo, sin explicación.
Francisca Valenzuela
Sólo el ejercicio general del derecho libra a los pueblos del dominio de los ambiciosos.
José Martí
De la sana educación de la juventud, depende la felicidad de las naciones.
Juan Bosco
De mis obsesiones no me preocupo. ¿Por qué crece la hierba en el jardín? Porque está abonado para eso.
Luis Buñuel
Dos veces vence el que se vence a sí mismo.
Publilio Siro
Ni tú, ni yo, ni perro que nos ladre, ni el calor del sol.
Roberto Iniesta
Se derrama el misterio como un papel ajado, atropellando nuestro circo de asombro, todo el esperar castillos y brujas para salirnos del cuerpo como buscando los ángeles, los barriletes huidos, esos interminables bosques de lobos y caperuzas, esas casas de chocolate, de enanos y gigantes, esos silencios de la siesta en que uno cree volver al beso.
Roberto Jorge Santoro