Las ruinas de un ser sirven, a la siempre activa naturaleza, para la vida de otro.
Gotthold Ephraim Lessing
La eterna es la vida del espíritu, la del cuerpo es transitoria y pasajera. Cuando el cuerpo muere, el alma vuelve a la vida eterna.
Allan Kardec
¿No comprende que para entender las cosas debemos ser como niños? Sólo un niño ve las cosas con absoluta claridad, porque todavía no se le han formado todos esos filtros que a nosotros nos impiden comprender lo inesperado.
Douglas Adams
Los militares en el poder son más peligrosos: mienten más y roban más... porque se levantan más temprano.
Eduardo Galeano
El arte no sirve para consolar; quiere ya a consolados.
Ernst von Feuchtersleben
El conocimiento del mundo debe ser adquirido solamente en el mundo y no en un armario.
Felipe Stanhope de Chesterfield
Si la simetría nos ayuda a distinguir los objetos, no puede admirarnos que contribuya a hacernos disfrutar de la percepción. Porque a nuestra inteligencia le gusta percibir; no es el agua más grata a una garganta reseca que un principio de comprensión a un entendimiento confuso. La simetría esclarece, y todos sabemos cuán gustosa es la luz.
George Santayana
Renault ha hecho un buen trabajo y seguirá en la línea de los últimos campeonatos. Mi objetivo ahora es ganar el campeonato.
Giancarlo Fisichella
¿Detener la guerra? ¡Imposible! No hay cura contra esa enfermedad.
Henri Barbusse
El idioma es un instrumento de desarrollo y un arma de lucha.
Iósif Stalin
Soy aquello que temen los hombres, no un fantasma, soy otra cosa.
Luke Evans
Se llama aplomo la capacidad de enfrentarse a la guillotina sin perder la cabeza.
Marco Aurelio Almazán
Con el tiempo te das cuenta que el sentimiento de felicidad que encuentras con un hombre no necesariamente prueba que lo ames.
Marguerite Duras
María, cuya dulzura es igual a su poder, y cuyo poder no conoce límites, es nuestra Madre.
María de Nazaret
La imagen no tiene un valor absoluto. Imágenes y sonidos deberán su valor y su poder sólo al uso que tú les asignes.
Robert Bresson
Los ojos son arcabuces y lumbreras del alma.
Vicente Espinel