En el ejército, un hombre nunca se siente solo; tu vida es diferente, claro, estás completamente solo pero gozas de cierta libertad, y además debe de ser maravilloso componer canciones y cantarlas.
Gore Vidal
Hay igual o mayor bravura en dominarse a sí mismo que en asustar o agraviar al prójimo.
Alfonso Reyes Ochoa
Espera hasta la noche, cuando se dispone de más tiempo y se ha terminado el trabajo del día. Entonces, disfruta de una buena comida con los amigos, y no hables nunca de negocios mientras se come.
Aristóteles Onassis
Harto presto si harto bien.
Baltasar Gracián
La vida le había enseñado que siempre era así. De dos, uno amaba, el otro se dejaba amar, fuese o no consciente de ello.
Blanca Miosi
Para un auténtico escritor, cada libro debería ser un nuevo comienzo en el que él intenta algo que está más allá de su alcance.
Ernest Hemingway
Los grandes acontecimientos históricos son producto de las crisis.
Fidel Castro
El dinero no es, como vulgarmente se dice, el nervio de la guerra.
Francis Bacon
Una amistad reanudada requiere más cuidados que la que nunca se ha roto.
François de La Rochefoucauld
El ambicioso, para lograr su fin, debe rebajarse tanto como ha pretendido elevar sus miras, y por encumbrado que esté, humillarse hasta los mas vilesempleos.
John Milton
Aberdeen era una ciudad totalmente aislada, un lugar que ponía los pelos de punta, solo tenías que salir de ahí para que se te abrieran los ojos, la gente era tan cuadrada, ¿Cómo no íbamos a ser diferentes a ellos?
Kurt Cobain
Mi única y humildeverdad era un odio insuperable a la estupidez y a la crueldad; es decir, una aversión natural al único pecado que para mí existe, el pecado contra la inteligencia, el pecado contra el EspírituSanto.
Manuel Chaves Nogales
La raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz: la risa.
Mark Twain
La conversación es la expresión de nuestro modo de pensar.
Séneca
Cuando una mujer comienza a avergonzarse de lo que no debe, no tardará en perder la vergüenza de hacer lo que no debiera.
Tito Livio
Con frecuencia pedimos al cielo recursos que residen en nosotros mismos. El destino celeste nos deja libres en nuestras acciones y no retarda nuestros designios, sino cuando somos lentos en ejecutarlos.
William Shakespeare