Se supone que la democracia te da la impresión de que tienes opción, como entre analgésico X y analgésico Y. Pero los dos son sólo aspirinas.
Gore Vidal
Nos manda algunas cosas que no podemos para que por ahí sepamos qué cosas le tenemos que pedir.
Agustín de Hipona
Hay muchos hombres solitarios que se han apartado del mundo, como Eva de Adán, para hablar privadamente con el diablo.
Anónimo
Todas las cosas son imposibles, mientras lo parecen.
Concepción Arenal
Yo no me dejé arrancar el alma que traje de la calle, por eso no me deslumbró jamás la grandeza del poder y pude ver sus miserias. Por eso nunca me olvidé de las miserias de mi pueblo y pude ver sus grandezas.
Eva Perón
La palabra tiene que encarnarse, de lo contrario sólo es un ruido en la boca o, en el mejor de los casos, una buena voluntad que revela lo que debe ser, pero que, de no hacerse carne en los actos y en la vida, se evapora como el agua.
Javier Sicilia
Otras me amaron más, y, sin embargo, a ninguna la quise como a ella.
José Ángel Buesa
Bueno discutir puede que no sea la palabra, ellos hablan mientras yo en silencio imagino sus caras ligeramente saladas friéndose en un sartén.
Kevin Spacey
La ciencia más útil es aquella cuyo fruto es el más comunicable.
Leonardo da Vinci
Cuando el hombre rie, el bruto que lleva dentro huye.
Máximo Gorki
Una retirada no es una derrota.
Miguel de Cervantes
El autor virtuoso no corrompe el corazón con sus versos inocentes, aunque cosquillee los sentidos, porque su fuego no levanta llamas criminales. Amad, pues, la virtud, y alimentadla en vuestra alma. Por más que el espíritu esté lleno de noble vigor, el verso se resiente siempre de la bajeza del corazón.
Nicolás Boileau
Nunca me desagradan aquellas inocentes ilusiones que tienden a hacernos más felices.
Oliver Goldsmith
Se el dueño y no el esclavo de tus riquezas.
Publilio Siro
Y sigo aquí tocando fondo, desde mi país que es este quinto piso, desde tu exilio voluntario la nostalgia sigue de primer ministro.
Ricardo Arjona
No aceptes nunca como compañero de viaje a quien no conozcas como a tus manos.
Rómulo Gallegos