Cuán insensato es el hombre que deja transcurrir el tiempo estérilmente.
Goethe
Y de repente busca una boca nuestra boca, y unas manos oprimen nuestras manos y hay una amorosa voz que nos dice: Despierta. Estoy yo aquí. Levántate. Y vivimos.
Antonio Gala
Un país de pícaros y ladrones, desde las más altas instancias del Estado hasta el concejal más inútil de cualquier pueblo perdido de la geografía española.
Armando Rodera
La tolerancia es la que separa a los niños de los adultos.
Doménico Cieri Estrada
El más grande amor no se expresa por violentas expansiones, sino por una diaria radiación, por los pequeños actos de bondad sin nombre ni recuerdo.
Frank Crane
Siempre va más alto el que camina sin remordimientos y sin manchas.
Ignacio Manuel Altamirano
Con demasiada frecuencia queremos que las culturas se mantengan congeladas e intactas, para poder tratar a sus países como museos exóticos que visitamos por placer; pero, ¿no deberían tener los mismos derechos que nosotros?
Johan Norberg
Es tan astronómico el número de instantes que componen la vida humana que, independientemente de nuestra edad, cuanto más presentes nos hallemos, más rica será nuestra vida.
Jon Kabat-Zinn
Todos desean saber, pero pocos pagar el trabajo que vale.
Juvenal
No hace al muerto la herida, hace tan sólo un cuerpo inerte.
Luis Cernuda
Los proverbios son los gérmenes de la moral.
Plutarco
El corazón en paz ve una fiesta en todas las aldeas.
Proverbio Hindú
Sé que llevas tanto tiempo fingiendo que las cosas van bien que ya no recuerdas cómo eran antes.
Santiago Pajares
Niego que las riquezas sean un bien: pues si lo fuesen, harían hombres buenos; ahora bien, como lo que se encuentra entre los malos no puede llamarse un bien, les niego ese nombre. Por lo demás, concedo que han de tenerse, que son útiles y proporcionan grandes comodidades a la vida.
Séneca
Aprende, pues, a sujetarte prontamente a tu superior, si deseas tener tu carne sujeta. Porque tanto más presto se vence el enemigo exterior, cuanto no estuviere debilitado el hombre interior.
Tomás de Kempis
... Llorar tinta en páginas por extintas ánimas.
Zénit