La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.
Goethe
Hay tres clases de mentiras: mentiras, malditas mentiras y estadísticas.
Benjamin Disraeli
Me han acusado de defensor del Alma. No fui yo sino Dios mismo quien la defendió.
Carl Gustav Jung
Para ella felicidad y vida son una y la misma cosa. Y éstos son sus poemas. Por supuesto, los poemas de una salvaja no son piedras preciosas. Sus poemas son sencillamente piedras que ruedan por el fondo de un río de cauce siempre cambiante, son el murmullo de esas piedras trashumantes por su vereda de agua.
Carmen Boullosa
Me diste en oro un puñado de amigos, que son los mismos que alientan mis horas.
Enrique Santos Discépolo
Pues mi noción de la justicia es ésta: los hombres no son iguales.
Friedrich Nietzsche
El verdadero patriotismo se horroriza del que siembra el odio y la guerra.
Henri Barbusse
Este bellísimo sistema compuesto por el Sol, los planetas y los cometas no pudo menos que haber sido creado por consejo y dominio de un ente poderoso e inteligente... El Dios Supremo es un Ser eterno, infinito, absolutamente perfecto.
Isaac Newton
Tengo una imaginación viva. Nunca sabes cuando puedes necesitarla.
J. K. Rowling
Hemos olvidado que nuestra única meta es vivir y que vivir lo hacemos cada día y que en todas las horas de la jornada alcanzamos nuestras verdadera meta si vivimos. Los días son frutos y nuestro papel es comerlos.
Jean Giono
O simplemente si todos, entendiésemos que todos, llevamos un viejo encima.
Joan Manuel Serrat
Nunca cuentes antes de hora tu decisión.
John Selden
Nuestros barcos eran, ciertamente, juguete de los vientos y las olas, del mismo modo que Gulliver lo era de los gigantes brobdinagianos, pero nosotros, en nuestra estable morada, quedábamos a salvo de las heridas de aquella naturaleza en erupción.
Mary Shelley
Robadla para mí y todos vuestros sueños se harán realidad. Respeto, poder.
Sandra Bullock
Si un amigo te revela una falta tuya, ten siempre por seguro que no te la revelará totalmente.
Thomas Fuller
Lo que desde ya sabemos afirmar de América es que estamos enamorados extrañamente de ella. Y ese amor, como todo gran amor, es una prueba. Prueba que arroja sobre nuestras incapacidades e imperfecciones una luz resplandeciente y cruel.
Victoria Ocampo