Nunca cruza por la mente de los necios la manera de como están encadenados el mérito y la fortuna; si ellos poseyeran la piedra filosofal no la tendrían los sabios.
Goethe
La revolución debe tener algo que quemar que anteriormente haya sido adorado.
Adolf Keller
En los horribles días de confusión moral que estamos viviendo, en un momento en que la conciencia pública parece ofuscarse, a ti, Francia, me dirijo, a la nación, a la patria.
Émile Zola
Si yo anunciara mi patrimonio, la gente diría: ¡anda!, si decían que era rica, y no es para tanto.
Esperanza Aguirre
Los más dotados, que podrían convertirse en un núcleo de descontentos, sencillamente son identificados por la Policía del Pensamiento y eliminados.
George Orwell
Si un contemplativo se echa al agua, no probará a nadar, tratará primero de comprender el agua. Y se ahogará.
Henri Michaux
El lugar ideal para mí es aquél en que es más natural vivir como extranjero.
Italo Calvino
La esencia del particularismo es que cada grupo deja de sentirse a sí mismo como parte, y en consecuencia deja de compartir los sentimientos de los demás.
José Ortega y Gasset
Cuando un hombre se vende deja de ser él mismo.
Julia Navarro
Para el elogio corre nuestra pluma rápidamente. Cuando se trata, empero, de vituperar, sólo a fuerza de horas podemos dar concluído a la prensa el artículo más conciso.
Mariano José de Larra
Ayer lloraba el que hoy ríe, y hoy llora el que ayer rió.
Miguel de Cervantes
El que ha resuelto vencer o morir rara vez es vencido: una desesperación tan noble difícilmente perece.
Pierre Corneille
Honra a los hombres ancianos.
Quilón de Esparta
Cuando eres famoso es difícil trabajar en los problemas pequeños.
Richard Hamming
Sí, todo lo que imagina la mente del hombre puede ser realizado dentro de los tiempos. ¿No ha impuesto ya Mussolini la enseñanza religiosa en Italia? Le cito esto como una prueba de la eficacia del bastón en la espalda de los pueblos. La cuestión es apoderarse del alma de una generación... El resto se hace solo.
Roberto Arlt
El derecho a no realizar nada excepcional o que contraríe vulgares conductas lo paga cada cual con su omisión, de él, y hasta diríamos que con su muerte, en tanto que él.
Stéphane Mallarmé