El corazón de una mujer es un océano de secretos.
Gloria Stuart
¿Ve usted aquellos hombres que descargan carbón? Yo también lo hice. Yo también descargué carbón de los barcos anclados en La Boca. Mis hombros saben cómo los encorva aquella faena prolongada bajo un sol calcinante. Eso era trabajar para poder trabajar más; me empleaba como descargador una semana para poder pintar la semana subsiguiente.
Benito Quinquela Martín
No puede esperar, no puede esperar, porque no sabe, porque nadie se lo ha enseñado.
Eloy Moreno
No quiero decir matar sin control, sino asesinar de forma sensata. Ellos saben que hay un hombre invisible, lo mismo que nosotros sabemos que existe un hombre invisible. Y ese hombre invisible, Kemp, tiene que establecer ahora su Reinado del Terror.
H. G. Wells
Este volver a empezar cada jornada sin ti, esta sensación de mar que navego y ya perdí...
Jorge Guillén
Nada nuevo hay en la crónica de la ciudad que llame la atención...
José Asunción Silva
La ignorancia mata a los pueblos.
José Martí
Ojalá pueda decirse que la característica que define tu vida es amar la Voluntad de Dios.
Josemaría Escrivá de Balaguer
El humorista es un hombre de buen mal humor.
Jules Renard
Cuando uno es joven el recuerdo del pasado es simplemente una ilusión que nada tiene que ver con el aquí y ahora; pero para los viejos el pasado es un alimento indispensable.
Junichiro Tanizaki
Lo bueno de la industria tecnológica es que estamos construyendo cosas nuevas.
Larry Page
La imaginación en libertad transforma al mundo y hecha a volar las cosas.
Octavio Paz
Siempre se retrasaba por principio, ya que, en su opinión, la puntualidad es el ladrón del tiempo.
Oscar Wilde
Lo mismo es nuestra vida que una comedia; no se atiende a si es larga, sino a si la han representado bien. Concluye donde quieras, con tal de que pongas buen final.
Séneca
El único placer de la vida en Ginebra es que allí cada cual puede morir como le dé la gana. Hay mucha gente decente que ni siquiera llama al cura.
Voltaire
Subir montañas encrespadas requiere pequeños pasos al comienzo.
William Shakespeare