En el árbol de mi pecho hay un pájaro encarnado. Cuando te veo se asusta, ¡eres un espantapájaros!
Gloria Fuertes
El problema de España no es que un nacionalista pida el oro y el moro, sino que se lo den.
Albert Rivera
Los hombres se asemejan a los Dioses cuando hacen el bien a la humanidad.
Cicerón
Una vez que se conoce el peligro no se puede vivir sin él.
David Purley
Sólo quienes sean capaces de encarnar la utopía serán aptos para el combate decisivo, el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido.
Ernesto Sabato
Un pájaro que murió me dio un consejo: ten siempre en la mente el vuelo.
Forugh Farrojzad
Las leyes tienden a ser transitorias a la larga; el acto creativo limitado por normas es algo que no existe.
Frank Herbert
¿Damon sexy? Damon es tan sexy como un pescado relleno, amigo.
Graham Coxon
El hombre que ama con normalidad bajo el sol, adora frenéticamente bajo la luna.
Guy de Maupassant
En una economía sin trabas, en la que salarios, costos y precios quedan a merced del libre juego de la competencia, las perspectivas de beneficios deciden cuáles serán los artículos que se produzcan, en qué cantidades y cuáles los que no han de producirse en absoluto.
Henry Hazlitt
En algunos instantes creí tocar el alma del amante y alcancé a soñar con la posibilidad de una relación más profunda, pero al día siguiente tomaba otro avión y la exaltación se diluía en las nubes.
Isabel Allende
Si la gloria viene después de la muerte, no tengo prisa.
Marcial
En la cultura, como en la naturaleza, frecuentemente sistemas que son producto de fuerzas selectivas no logran sobrevivir, no porque sean deficientes o irracionales, sino porque encuentran otros sistemas que están mejor adaptados y son más poderosos.
Marvin Harris
Los espejos son hielo que no se derrite: los que se derriten son los que se admiran en ellos.
Paul Morand
El demonio es como un perro rabioso atado a la cadena; no puede herir a nadie más allá de lo que le permite la cadena. Mantente, pues, lejos. Si te acercas demasiado, te atrapará.
Pío de Pietrelcina
En el orden de las vicisitudes humanas no es siempre la mayoría de la masa física la que decide, sino que es la superioridad de la fuerza moral la que inclina hacia sí la balanza política.
Simón Bolívar