Por eso se ve también allà a la madre, sentada en un tronco y adornada con otras trece estrellas en los confines del cÃrculo ártico.
Giordano Bruno
El tiempo amortigua las pesadumbres y las desavenencias, porque en él cambiamos, y nos convertimos, en cierto modo, en otras personas.
Blaise Pascal
Mi tema es la memoria, aquel anfitrión alado que se cernÃa a mi alrededor una mañana gris, durante la guerra. Estas memorias, que son mi vida -porque no poseemos nada con certeza, excepto nuestro pasado.
Evelyn Waugh
La chingadera sucede, independientemente de que la consideres una chingadera. Nombrar la chingadera es lo humano. La chingadera es lo ajeno que te ocurre.
Fabrizio MejÃa Madrid
La libertad significa libertad para decir que dos más dos son cuatro. Si eso se admite, todo lo demás se da por añadidura.
George Orwell
Siempre es incompresible para un hombre ver como una mujer rechaza una oferta de matrimonio.
Jane Austen
Todas las cosas buenas que existen son fruto de la originalidad.
John Stuart Mill
Al desdén del hombre por la inteligencia de la mujer responde el desprecio de la mujer por las ideas del hombre.
Jules Renard
La mecánica es el paraÃso de las ciencias matemáticas, porque con ella se alcanza el fruto matemático.
Leonardo da Vinci
¿Lo ve papá?, los pecadores también tienen alma.
Margaret Avery
Cuando alguien muere, nada te prepara para el silencio de una casa vacÃa.
Michael Caine
Los soñadores no pueden ser domados.
Paulo Coelho
El proceso creativo es como la música, que tiene raÃz con extraordinaria fuerza y rapidez.
Piotr Ilich Chaikovski
A partir del arte todos los hombres se salvan.
Richard Wagner
¿Qué debemos tratar de reencontrar en la historia? Al hombre, y al hombre más humilde.
Roberto Rossellini
El viento era cada vez más potente. Silbaba con fuerza y hacÃa que los dos mástiles se combaran como cañas de pescar. Las olas se alzaban y, con la sencillez de quien salta un simple leño, pasaban de un lado al otro del barco, agitadas como una banda de facinerosos, y entonces se las llevaba la corriente. En aquellos momentos, las escotillas se convertÃan en cataratas.
Takiji Kobayashi