Ya no mujer joven sino mujer rotunda. Mis deseos ya no intuiciones sino certezas.
Gioconda Belli
El arte reside en la calidad de hacerlo, el proceso no es magia.
Charles Eames
La consejera de Sanidad catalana Marina Geli es una guarra, una puerca, una zorra repugnante.
Eduardo García Serrano
Una persona que quiere venganza guarda sus heridas abiertas.
Francis Bacon
Los hombres serán siempre lo que quieran las mujeres.
François-René de Chateaubriand
¿Para qué sirve el dinero? Al que no lo tiene le falta valor; el que lo posee tiene preocupaciones; el que lo disfrutó tiene pesar.
Friedrich von Logau
Entonces, si nos amamos, encontraremos una solución. La gente que se quiere encuentra soluciones para seguir queriéndose.
Joël Dicker
Todos quieren la libertad, pocos saben para qué
Lenin
El odio de los débiles no es tan peligroso como su amistad.
Luc de Clapiers
El disfrute del arte y la literatura supone una cierta disposición y la sensibilidad por parte del público.
Ludwig von Mises
El tender a un salvaje despliegue de fuerza y de potencia en una competencia es algo completamente indeseable. Cuando eso sucede, la cortesía para con el oponente se olvida por completo y tal cosa es de primordial importancia en cualquier expresión del karate.
Masatoshi Nakayama
Su hijo necesita que le dedique más tiempo; tiempo para hablar y tiempo para jugar. Necesita menos Internet y más paseos con usted.
Meg Meeker
Sueña al soñar; pero, al obrar, afirma los pies en el suelo. Y, con todo, nunca conviene entretener sueños desproporcionados e irrealizables.
Noel Clarasó
He dicho muchas veces que la política es la segunda profesión más baja y me he dado cuenta de que guarda una estrecha similitud con la primera.
Ronald Reagan
La mayoría de los hombres sienten un poderoso y activo prejuicio en favor de su propia vocación.
Samuel Johnson
Y de nuevo volvió a sentir que la vida volvía a tener suficiente fuerza para arrastrarla y hacerle reemprender sus tareas, de la misma manera que el marinero ve, no sin cierto tedio, cómo el viento vuelve a henchir su vela pero no siente el deseo de irse otra vez, y piensa que si el barco se hundiera, bajaría con él girando y girando hasta encontrar descanso en el fondo del mar.
Virginia Woolf