La camaradería no es más que la mitad de la vida: la otra mitad es el amor, una cosa tan diferente de aquella, que podría uno imaginarse que fue creada para otro universo.
Gilbert Keith Chesterton
Tengamos paciencia con nosotros mismos: y que nuestra porción superior soporte el trastorno de nuestra parte inferior.
Agustín de Hipona
Quienes detentan la potestad estatal no sólo son garantes e intérpretes del derecho civil, sino también del religioso, y que sólo ellos tienen el derecho de discernir qué es lo justo y lo injusto, y qué lo piadoso y lo impío.
Baruch Spinoza
No avergonzarse de querer aprender las cosas que no sabes: saber algo es loable, reprobable no querer aprender.
Catón
En cuanto a mi porvenir, nunca he querido preocuparme filosóficamente, porque no sé nada de él; y porque, como cristiano, considero que la fe debe creer sin razonar, y que la más pura guarda un profundo silencio.
Giacomo Casanova
Estoy en la víspera de una revolución, y es algo que nunca serás capaz de copiar.
Harrison Ford
En la historia humana el deseo de venganza y el deseo de recompensa han sido a menudo estrechamente relacionados.
John McCarthy
Tu imagen puedo ver, en todas partes, y, como el Abencerraje, la más verdadera en mis entrañas.
Juan Gelman
Abstenerse de la imitación es la mejor venganza.
Marco Aurelio
Sobre la rama seca un cuervo se ha posado; tarde de otoño.
Matsuo Basho
¿Racionalizar la fe? Quise hacerme dueño y no esclavo de ella, y así llegué a la esclavitud en vez de llegar a la libertad en Cristo.
Miguel de Unamuno
El arte no es algo que se pueda tomar y dejar. Es necessario para vivir.
Oscar Wilde
El mejor guerrero es aquel que consigue transformar al enemigo en amigo.
Paulo Coelho
Mucha gente no confió en mí, ahora mírenme, les digo.
Shakira
Y en estas cuatro cosas -creencia en los espíritus, ignorancia de las causas segundas, devoción a lo que suscita el temor de los hombres y el tomar como presagio lo que es casual- consiste la semilla natural de la religión.
Thomas Hobbes
La ingratitud es más fuerte que el arma del traidor.
William Shakespeare