Evitar el amor propio y el dogmatismo. Una persona que se jacta en voz alta o fanfarronea por la calle de lo fuerte que es nunca merecerá verdadero respeto aún cuando por la fuerza que tenga sea muy capaz en karate o en algún otro arte marcial. Es aún más absurdo escuchar el propio engrandecimiento de uno que no tiene capacidad.