Advierte que no es menos vituperable dejarse ganar por los amigos en favores, que dejarse vencer por los enemigos en las ofensas.
Giacomo Leopardi
Para castigarme por mi desacato a la autoridad, el destino me hizo a mí mismo autoridad.
Albert Einstein
El oráculo no adivina el futuro: sólo ejerce un arte del enunciado en el que ningún hecho sobreviniente puede contradecirlo.
Alejandro Dolina
Introduzco a la gente en una atmósfera agradable. Les hace felices y eso me hace feliz a mí.
André Rieu
Ahora no pido más, ¡ahora lo exijo!
Aparicio Saravia
La prisa y el necio se topan frecuentemente.
Doménico Cieri Estrada
Me daban pena los hombres de los gimnasios, intentando verse como indicaban Calvin Klein o Tommy Hilfiger.
Edward Norton
Los ensayos son meditaciones dispersas.
Francis Bacon
No hay amor sin que alguien sufra o haga sufrir.
Henri de Régnier
Tengo la mala costumbre, y lo he comprobado con el asunto de las obras, y decir lo que pienso. Yo sé que Javi Martínez y Llorente son más importantes que yo para el Athletic. En respuesta a lo que usted me dice, yo consulté con ellos si ese obstáculo era cierto y también estuve dispuesto a actuar en consecuencia. Si ellos me hubieran dicho que era un obstáculo, hubiera sabido que hacer. Yo soy muy individualista, muy personalista, sino no sería entrenador, pero también soy respetuoso del destino del proyecto que me toca encabezar.
Marcelo Bielsa
Y tuve que entender que aún hay otra luz que queda cuando en mi se pone el sol y ahí estoy en la ardiente oscuridad.
Nacho Vegas
Sobre este particular tenemos muchas cosas que decir, aunque difíciles de explicar, porque os habéis hecho tardos de entendimiento.
Pablo de Tarso
Yo creo que hay decisiones que nunca habría que verse forzado a tomar, elecciones que dejan una carga demasiado grande en la conciencia.
Paul Auster
Que los sentimientos causen los acontecimientos. No a la inversa.
Robert Bresson
Déjame vivir ilusionado, que para lo que dura la vida, más vale engañarnos seriamente, y no andar en controversia.
Santiago Rusiñol
Se apoyaron sus brazos sobre la mesa y la rubia cabeza se desplomó pesadamente sobre ellos. Una mirada más de eterna despedida y se cerró la puerta tras de mí. Había empezado a abrirse entre nosotros el inmenso abismo de la separación.
Wilkie Collins