El amante más dispuesto a arrostrar los peligros, es el preferido siempre. En el paseo, en la iglesia, en el teatro, las españolas hablan con los ojos a quien quieren; poseen este seductor lenguaje a la perfección.
Giacomo Casanova
Y por temor al difunto.
Anónimo
Ya los atletas no compiten solos. Con ellos compiten también las farmacias que contienen.
Eduardo Galeano
Las religiones llegadas al poder han ahogado las más de las veces el suspiro de la criatura agobiada en templos de mármol y en vestiduras de púrpura, y las jerarquías eclesiásticas han abusado del sentimiento como apoyo de un mundo insensible.
Ernst Fischer
Mas conquistando el aire por asalto, nada tengo que ver con lo que siento, soy cómplice infeliz de algo más alto.
Guadalupe Amor
Querer nos abrasa y poder nos destruye; pero saber constituye a nuestro débil organismo en un perpetuo estado de calma.
Honoré de Balzac
Si la gente creyera lo que hago en el escenario, no aplaudiría, sino que gritaría.
Hugh Jackman
Religión, la madre del embrutecimiento mental.
Ismael Leandry Vega
Mis amigos me dicen que soy muy agresivo, pero me lo dicen a gritos.
Jaume Perich
La tortura de una mala conciencia es el infierno de un alma viviente.
Juan Calvino
Los madrileños se acercan al circo a ver un animal tan bueno como hostigado, que lidia con dos docenas de fieras disfrazadas de hombres.
Mariano José de Larra
Si Zapatero no fuese tan sectario, probablemente no le pasarían estas cosas... sectarismo, y la vaciedad, reflejo de la insensatez del Presidente.
Mariano Rajoy
Su elegante distinción era evidente. Flotaba en el aire una densa fragancia de incienso, y el frufrú de las sedas reflejaba una riqueza ostentosa, pues era aquélla una casa donde se prefería la exhibición de lo que estaba de moda al atractivo más profundo de un discreto buen gusto.
Murasaki Shikibu
¿Te has planteado alguna vez que una mujer, cuando es poderosa, es más poderosa que un hombre?
P. D. James
Los inteligentes entienden. Los que aman comprenden.
René Trossero
Mi nombre, en aquel entonces, era Susan Trinder. La gente me llamaba Sue. Sé en qué año nací, pero durante muchos años no supe la fecha, y celebraba mi cumpleaños en Navidad. Creo que soy huérfana. Sé que mi madre ha muerto. Pero nunca la vi, no era nadie para mí.
Sarah Waters