La gente quiere saberlo todo, y que inventar cuando no pueden adivinar ni la nada.
Giacomo Casanova
Pensaste que no te amaba cuando lo hacía, no puedo creer que te hayas mentido de esa manera.
Amy Winehouse
Hacer de la interrupción un camino nuevo, hacer de la caída, un paso de danza, del miedo, una escalera, del sueño, un puente, de la búsqueda... Un encuentro.
Fernando Sabino
Una guerra no es un negocio ni una ilusión, una guerra es sangre.
Fito Páez
Creeré en ti. Serás una luz clara en el barco de papel de mi espíritu.
Gonzalo Escudero
Aparece en cualquier momento como Baldassi.
Héctor Veira
La mayor parte de las diversiones a que se entregan los hombres, los niños y otros animales son imitaciones de la lucha.
Jonathan Swift
El mundo es un pensamiento realizado de la luz. Un pensamiento dichoso.
Juan L. Ortiz
Si nunca encuentras al señor Adecuado, deberías divertirte lo más posible con un montón de señores Inapropiados.
Lisa Kleypas
Me bastan mis pensamientos.
Lope de Vega
El tiempo es como un río que arrastra rápidamente todo lo que nace.
Marco Aurelio
Y la vida es eterna, aunque yo no lo diga. Y la vida es lo que soy, en el llanto o el gozo. Y la vida es cualquiera instante que se siga.
Martín Adán
El dinero surge en el mercado libre, dado que los individuos, en el mercado, intentan facilitarse el proceso vital de intercambio. El mercado es una red, un entramado en el que dos personas o instituciones intercambian dos artículos diferentes. Los individuos se especializan en la producción de diferentes bienes o servicios y luego intercambian estos bienes en condiciones acordadas.
Murray Rothbard
España es tierra de precursores, que se anticipan para luego quedar olvidados cuando su innovación surge después en otro país más robustamente preparada, mejor recibida y continuada.
Ramón Menéndez Pidal
Los desgraciados creen con facilidad que es o será cierto aquello, que ellos desean que ocurra.
Séneca
El artista debe ser ciego frente a la forma reconocida o no, del mismo modo que debe ser sordo a las enseñanzas y los deseos de su tiempo.
Vasili Kandinski