Amar amar y siempre amar haber amado haber de amar.
Gerardo Diego
Inmensa necesidad de ser envuelto en ondas de músicas que digan el secreto que callan las palabras, las sinuosas palabras.
Agustín Acosta
Alcaldes y zapatos nuevos, a los tres días, aprietan menos.
Anónimo
Quien a mal ome sirve, syempre será mendigo.
Arcipreste de Hita
El mundo es incomprensible. No vamos a entenderlo nunca, no vamos a desentrañar sus secretos nunca. Por lo tanto, debemos tratar al mundo tal como es: un gran misterio.
Carlos Castaneda
De noche el reloj que late es el corazón del tiempo.
Dulce María Loynaz
Vamos a emplazar a todos a que hablen cara a cara con nosotros, ya que cualquiera que nos mire a los ojos, ya sea Patxi López, Aznar o el rey de España, sabrá que a nosotros nos han torturado.
Edorta Jimenez
La dueña de casa debe preocuparse de que el café resulte óptimo, y el dueño de que los vinos sean de primera calidad.
Jean Anthelme Brillat-Savarin
¿A quién no le gustan sus hijos por feos que sean?
Joaquín Fernández de Lizardi
¡Qué desconcertantes son todos estos cambios! ¡Nunca puedo estar segura de lo que seré al minuto siguiente!
Lewis Carroll
No llores tres pasteles de arroz van rodando.
Niji Fuyuno
Ésa era nuestra relación. Desde ese punto de vista no parecía muy importante para la comprensión del universo. Pero en mi corazón yo sabía que no era así. Ni aun las frías estrellas, ni aun la totalidad del cosmos con todas sus vacías inmensidades podían convencerme de que ese nuestro preciado átomo de comunidad, que era tan imperfecto, que moriría tan pronto, no tuviese ningún significado.
Olaf Stapledon
El remedio para librarse de una tentación: sucumbir a ella. Si resistís, vuestra alma enfermará de deseo.
Oscar Wilde
¡Creedme! ¡Vivid sin esperar a mañana! ¡Coged hoy mismo las rosas de la vida!
Pierre de Ronsard
Reconocer siempre, incluso en los días más obscuros, en mis compañeros y en mí mismo los hombres y no las cosas.
Primo Levi
- Es usted un demonio. - Lo confieso. - Entonces ya tengo otro motivo para no verle más. Por la salvación de mi alma.
Teresa Cameselle