Espero tener siempre suficiente firmeza y virtud para conservar lo que considero que es el más envidiable de todos los títulos: el carácter de Hombre Honrado.
George Washington
Otro de los juegos que hacemos a menudo los neuróticos es poner a un tercero en medio del conflicto: Habla tú por mí, porque a mí me lastimaron, lo cual implica triangular con el otro, hacer que el otro asuma nuestra defensa para que nosotros podamos esconder la cabeza bajo tierra y no tomemos el control que requiere la situación.
Bernardo Stamateas
El silencio eterno de estos espacios infinitos me horroriza.
Blaise Pascal
Quiero ser tu amante, muchacha, no quiero ser tu dueño. No digas que no te avisé cuando tu tren se pierda.
Bob Dylan
La astrología pasó a ser una disciplina esotérica, una mezcla de observaciones matemáticas cuidadosas y un registro de datos con pensamientos confusos y mentiras piadosas.
Carl Sagan
Cuando las raíces de virtud privada están enfermos, fruto de la probidad pública no puede dejar de ser corruptos.
Felix Adler
La amistad es como la música: dos cuerdas del mismo tono vibrarán a la vez aunque sólo se pulse una.
Francis Quarles
Intentar modificar el carácter de un hombre es como tratar de enseñar a una oveja a tirar de un carro.
Georg Christoph Lichtenberg
No es ningún arte ser un hombre sincero, cuando se tiene diariamente sopa que tomar a cucharadas.
Heinrich Böll
En alguna ocasión incluso Homero se duerme.
Horacio
Ser emperador de sí mismo es la primera condición para imperar a los demás.
José Ortega y Gasset
El día que no me divierta más jugando al fútbol me voy a tomar mate con mi mamá.
Juan Román Riquelme
Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno;
María de Nazaret
En fin de cuentas, lo que se me proponía era que cambiase mis quimeras, preñadas de infinita grandeza, por realidades que carecían de valor, por lo menos aparentemente.
Mary Shelley
No hay cosa en este mundo que no se mude: el que hoy está abatido, mañana sube; que la fortuna, como viene de prisa, pronto se muda.
Melchor de Palau
La televisión posee las mismas capacidades que Medusa, porque todo el que la mira se convierte en piedra: durante el día, por las tardes, pero especialmente al caer la noche, el diabólico aparato inmoviliza a millones de personas que no pueden hacer nada por evitarlo.
Rafael Estrada Delgado