La publicidad no es más que el ruido de un palo golpeando un caldero.
George Orwell
Todas las criaturas dependen de Dios, por muy grande que pueda parecer su conocimiento, su poder e independencia. Observad a los poderosos reyes de la tierra; tienen todo el poder del mundo que se puede conceder a una persona y, no obstante, cuando la muerte los llama, tienen que obedecer, como cuando llama a las puertas de los campesinos.
Abdu'l-Bahá
Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas.
Agustín de Hipona
Me dicen que soy un estafador. Pues si lo soy, pero un estafador sagrado.
Alejandro Jodorowsky
Que tu recuerdo ponga lágrimas en los ojos de quien nunca te dijo que te amaba.
Amalia Bautista
El huevo tiene una forma perfecta a pesar de que se hace con el culo.
Bruno Munari
Los honores son una mierda.
Che Guevara
No es el sufrimiento, sino la esperanza de cosas mejores lo que incita las rebeliones.
Eric Hoffer
La fase de civilización en la que se encuentra este pueblo está aun muy lejos de la que hemos alcanzado en Europa. No existe en el Perú ningún instituto para la educación de uno u otro sexo.
Flora Tristan
A solas soy alguien. En la calle nadie.
Gabriel Celaya
Algún día la muerte nos tomará de la mano. Pero hasta el día en que nos atrape nos veremos libres de ella. Yo pensaba así. Me parecía un razonamiento lógico. La vida está en la orilla; la muerte, en la otra. Nosotros estamos aquí, y no allí.
Haruki Murakami
¿Cuál es la felicidad que no tiene algo de pena?
Margaret Oliphant
Los soberanos deben perdonar las faltas y no olvidarlas jamás.
Marlene Dietrich
Yo estaba intacto, no tenía ningún mal..., sin embargo algo no terminaba de cuadrar, como cuando el reloj de bolsillo funciona puntualmente y bien, sólo que a veces se produce un vacío en lugar de que haga tictac, esto es, en su mecanismo hay algo que se está descomoniendo...
Milán Füst
Confía en el tiempo: es el más sabio de todos los consejeros.
Plutarco
Yo no estoy aún con la suficiente vida para saber cómo matarme.
Primo Levi