Las deudas son como cualquier otra trampa en la que se es muy fácil caer, pero de la que es dificilísimo salir.
George Bernard Shaw
El que odia envenena su alma y a la vez abre su corazón.
Alex Pimentel
En el punto extremo del futuro está la muerte, por supuesto.
Archie Randolph Ammons
La ingenuidad es una fuerza que los astutos hacen mal en despreciar.
Arturo Graf
Son realmente Anticristos aquellos que persiguen a los hombres de bien y amantes de la justicia, simplemente por que disienten de ellos y no defienden los mismos dogmas de fe que ellos.
Baruch Spinoza
La ciencia no admite excepciones, de lo contrario no habría determinismo en la ciencia, o más bien, no habría ciencia.
Claude Bernard
La perseuerancia en el mal no es constancia; mas dureza o pertinacia la llaman en mi tierra.
Fernando de Rojas
No hay nadie que quisiera tenerme... no sé cocinar.
Greta Garbo
Guerra. Protestar en su contra.
Gustave Flaubert
La felicidad no es algo que tú pospones para el futuro, es algo que diseñas para el presente.
Jim Rohn
Los anteojos de aquel exiliado estaban sucios con el polvo de la nostalgia.
Jorge Díaz
El que no deja nada en manos del azar hará pocas cosas mal, pero hará muy pocas cosas.
Lord Halifax
No hay nada en el mundo más difícil que convencer a alguien de una verdad desconocida.
Patrick Rothfuss
El poder. El hombre es un yo puedo, un conjunto de capacidades sensomotrices o intelectuales. El mundo deja de serme ajeno, e incluso hostil, cuando lo domino. Sin embargo, nuestra libertad choca con otras libertades y creemos que nuestra elección se limita a someter a estar sometidos. La servidumbre de algunos de nuestros semejantes nos afianzaría en nuestro poder.
Pierre Sansot
La lluvia le dijo al viento: Empuja tú que yo azoto y tánto hirieron el soto que de las flores altivas, doblegadas pero vivas, yo sentía el sufrimiento.
Robert Frost
Como alma noble, no conocía la ley de la causa, según la cual el hombre se conduce en la vida privada de distinto modo que en su vida profesional. No sabía que los políticos, después de haberse llamado mutuamente en la sala de juntas canallas e impostores, se reúnen amigablemente a desayunar en el bar.
Robert Musil