Digamos que existen dos tipos de mentes poéticas: una apta para inventar fábulas y otra dispuesta a creerlas.
Galileo Galilei
Yo crecí en una época en que ser un músico y aprender a ser un músico era realmente maravilloso.
Bobby McFerrin
Es la entropía negativa de la que se alimenta un organismo.
Erwin Schrödinger
No tenemos otro mundo al que podernos mudar.
Gabriel García Márquez
La incondicionalidad nunca es muy larga si se tiñe de monotonía.
Javier Marías
Todas las grandes ideas de reforma se condensan en apósteles y se petrifican en crímenes, según en su llameante curso prendan en almas de amor o en almas destructivas.
José Martí
Así es cómo hay que hablar, llamando a las cosas por su nombre: la abolición de los monopolios y de todas las otras restricciones medievales (que en Rusia forman legión) es de todo punto imprescindible para la clase obrera a fin de facilitarle la lucha contra el régimen burgués.
Lenin
Lo más fome era jugar con los gallos grandes, que sacan bien, que no te dan posibilidad de nada, son tipos que viven de puro sacar, de fuerza.
Marcelo Ríos
La gente prefiere olvidar lo imposible; les hace la vida más fácil.
Neil Gaiman
Una ley dictada para que habitual y abiertamente sea conculcada, es un gran agente desmoralizador de la sociedad.
Oliver Wendell Holmes
La única manera en que un hombre debe comportarse con una mujer es: haciendo el amor con ella, si es bonita, o con otra, si es fea.
Oscar Wilde
Si tienes una cara hermosa no necesitas falsas y grandes siliconas para conseguir la atención de alguien.
Paris Hilton
Merecen elogio los hombres que en sí mismos hallaron el ímpetu y subieron en hombros de sí mismos.
Séneca
Jude Law tiene la cara de un jovencito calvo.
Steve Coogan
Los hombres han hablado enormemente de -la mujer-, pero desde luego y fatalmente a través de sí mismos. A través de la gratitud o de la decepción. Se los puede elogiar por muchas cosas, pero nunca por una profunda imparcialidad acerca de este tema.
Victoria Ocampo
Donde hay verdadero valor encuéntrase también verdadera modestia.
W. S. Gilbert