La educación es, tal vez, la forma más alta de buscar a Dios.
Gabriela Mistral
Se puede dudar de lo que se ve, pero de las palabras de un hombre honrado.
Anatole France
Conservad la llama que Dios ha encendido en vuestros corazones en esta noche: procurad que no se apague, alimentadla cada día, compartidla con vuestros coetáneos que viven en la oscuridad y buscan una luz para su camino.
Benedicto XVI
Y es que nada es tan difícil de creer como la verdad y, por el contrario, nada tan seductor como la fuerza de la mentira cuanto mayor es su peso.
Carlos Ruiz Zafón
Tal es el triste sino de todo libro prestado: con frecuencia se pierde, siempre se estropea.
Charles Nodier
¡Qué sombras somos, y qué sombras perseguimos!
Edmund Burke
No aceptamos lo dado, de ahí la fantasía.
Gabriel Zaid
¿Y quién es el primero? Yo creo que aquél cuyo ingenio controla al de los demás y por su carácter y destreza transforma las fuerzas y pasiones ajenas en artífices de sus deseos.
Goethe
¿Quién podrá resolver la cuadratura de esta regla de tres con calentura?
Joaquín Sabina
La música es el mayor bien que los mortales conocen y todo lo que del cielo tenemos aquí abajo.
Joseph Addison
Nunca arrojes fango. Pueder fallar tu objetivo, pero siempre te ensuciarás las manos.
Joseph Parker
Las ideas eran esenciales, pero, si no las acompañaba una acción resuelta de las víctimas -las mujeres y los obreros-, las bellas palabras se harían humo y nunca saldrían de los mentideros parisinos.
Mario Vargas Llosa
A estas alturas, tiendes a apreciar quiénes son tus padres y lo que han hecho por vos. Empiezas a comprender cómo has llegado hasta este punto de tu vida y todas las cosas maravillosas en que te han influido. Empiezas a tenerlos ahí presentes. Yo estoy empezando a ver muchas cosas. Los rasgos en la personalidad que tengo por la influencia de mi padre y mi madre.
Michael Jackson
La fatalidad de los buenos propósitos es que siempre llegan tarde.
Oscar Wilde
No nos cansemos de obrar el bien; que a su tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos.
Pablo de Tarso
Yo tenía veintiún años y era tan independiente como sólo puede serlo un escritor joven, inédito, novato.
Salinger