Y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.
Gabriel García Márquez
¡Oh, todo esto puede ser útil para mostrar que, aunque los viciosos pueden a veces llevar la aflicción a los buenos, su poder es transitorio y su castigo cierto; y que el inocente, aunque oprimido por la injusticia, apoyado por la paciencia, podrá triunfar finalmente sobre la desgracia!
Ann Radcliffe
Me gustan los glaciares porque son como los animales: se mueven, cambian, rugen y siempre están enfadados.
Bear Grylls
Sé que este es un momento triste, pero creo que Dixie Dean estaría impresionado de saber que puede atraer más gente ahora que el Everton en una tarde de sábado.
Bill Shankly
No, no puedes. Tu Dios no puede ayudarme y las confesiones tampoco. Sé que tu intención es buena, pero no hay nada que puedas hacer.
César García Muñoz
Hay una cosa más triste que fallar en los propios ideales: haberlos realizado.
Cesare Pavese
Puedes decir con certeza que lo amado es siempre bello, pues del amor el destello a todo infunde belleza; añade que la hermosura vale mucho, mas no tanto como el ingenio; el encanto más precioso y que más dura.
Charles Perrault
No soy todavía un esqueleto y la vejez no se ha pegado a mi frente.
Conde de Lautréamont
La conciencia es la voz del dios del alma.
Émile Augier
Los socialistas creen en dos cosas que son absolutamente diferentes y hasta quizá contradictorias: libertad y organización.
Friedrich Hayek
Es posible que las maniobras no sirvan para ganar batallas, pero los ejercicios forman el carácter.
Graham Greene
Los ojos de los muertos se cierran cuidadosamente, con no menos cautela deberíamos abrir los ojos de los vivos.
Jean Cocteau
El pabellón chileno es sagrado, y a su sombra podemos todos, gobernantes y gobernados, unirnos en íntimo efusión, para bendecir a la Providencia que nos bendice, y para congratularnos por las conquistas del progreso y del ingenio humano.
José Manuel Balmaceda
Fue el fuego de las bombas el que quemó mi cuerpo. Fue la habilidad de los doctores la que curó mi piel. Pero fue necesario el poder del amor de Dios para sanar mi corazón.
Kim Phuc
Entonces, ¿Para qué sirve la magia? -Rugió el príncipe Lír-. ¿De qué vale toda esa hechicería, si no puede salvar a un unicornio? - continuó, y se agarró con fuerza al hombro del mago para no caer. Para eso están los héroes -dijo Schmendrick-.
Peter S. Beagle
Sobre gustos no hay nada escrito.
Proverbio