Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos.
Friedrich Nietzsche
No pretendas apagar con fuego un incendio, ni remediar con agua una inundación.
Confucio
La energía tiene tal vitalidad, que sobrevive a todos los desastres y provee a todos los esfuerzos.
Hippolyte Taine
En la interpretación es esencial escuchar a la persona con la que te estás relacionando.
Ivan Reitman
Pide siempre tu perseverancia y la de tus compañeros de apostolado, porque nuestro adversario, el demonio, de sobra conoce que sois sus grandes enemigos.
Josemaría Escrivá de Balaguer
En una escena casi me revientan un ojo con una espada, me dieron con el mango y se me puso morado y muy hinchado. Al día siguiente no pude grabar porque estaba desfigurado del golpe.
Juanjo Ballesta
Amor es el símbolo de la eternidad; confunde toda noción de tiempo; borra toda memoria de un principio, todo temor de un fin.
Madame de Staël
Soy como las momias, ¿viste? Un poco duro, pero no me para nadie. Y cuando los agarro del cogote, chau, olvidate.
Oscar Bonavena
Hablan de los masones y es lógico que existen, pero el capitalismo es el cáncer, ellos sólo un quiste.
Pablo Hasél
Tener la satisfacción cuando vas a dormir de que no se te queda nada por dentro, que todo lo has dicho; has tenido la honestidad de reconocer lo bueno y criticar lo malo. Yo creo que eso para dormir es el mejor sedante.
Pablo Milanés
Acepta el hecho de que tenemos que tratar casi todo el mundo como un voluntario.
Peter F. Drucker
A la pista de tenis se va a jugar al tenis, no a ver si las líneas son rectas.
Robert Frost
Los que ayer fueron bosques y selvas de agreste espesura, donde envueltas en dulce misterio al rayar el día flotaban las brumas, y brotaba la fuente serena entre flores y musgos oculta, hoy son áridas lomas que ostentan deformes y negras sus hondas cisuras.
Rosalía de Castro
Cuando se hace el bien es preciso hacerlo alegremente.
Talmud
Es preciso entender la tesis como una ocasión única para hacer algunos ejercicios que nos servirán mientras vivamos.
Umberto Eco
Dios es un comediante que actúa para una audiencia demasiado asustada para reír.
Voltaire