En la vida real no existen más que voluntades fuertes y voluntades débiles.
Friedrich Nietzsche
Los padres de familia suelen hablar de la nueva generación como si no tuvieran nada que ver con ella.
Anónimo
Mis semejantes, sobre todo si son jóvenes como yo, se sienten en todas las circunstancias de la vida como alguien que tiene puesta una ropa que no es de su talla.
Arthur Schopenhauer
Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación.
Charles Dickens
La vejez no mejora el corazón: lo endurece.
Felipe Stanhope de Chesterfield
Para vivir solo hay que ser un animal o un dios -dice Aristóteles-. Falta el tercer caso: hay que ser ambas cosas - un filósofo.
Cada uno debe sentir que es importante en el juego, pero ello no significa que se deba tratar a todos del mismo modo.
Jack Welch
Ningún camino de flores conduce a la gloria.
Jean de La Fontaine
El patriotismo es la cuna del sacrificio. Por esta sola razón no se dan las gracias cuando uno cumple con su deber.
Lajos Kossuth
Una cosa lamento: no saber lo que va a pasar. Abandonar el mundo en pleno.
Luis Buñuel
Las reglas del juego establecen que los hombres son mortales pero las corporaciones gigantes son sagradas hasta la eternidad.
Morris West
Predecir es muy difícil, y sobre todo el futuro.
Niels Bohr
Cuando un poeta canta estamos en sus manos: él es el que sabe despertar en nosotros aquellas fuerzas secretas; sus palabras nos descubren un mundo maravilloso que antes no conocíamos.
Novalis
Casarás y amansarás.
Proverbio
Todo político con poder, en materia de arte es como una perdiz monstruosa, gigantesca, capaz de aplastar montañas con sus saltitos, mientras que todo político sin poder es sólo como un cura de pueblo, una perdiz de tamaño natural.
Roberto Bolaño
Venid a mí, espíritus que servís a propósitos de muerte, quitadme la ternura y llenadme de los pies a la cabeza de la más ciega crueldad.
William Shakespeare