También suelen hacerse los amables contigo. Pero ésa fue siempre la astucia de los cobardes. ¡Sí, los cobardes son astutos!
Friedrich Nietzsche
Una naturaleza distinta la presentan los peligros cuando el delirio desencadenado por el LSD no es de carácter maníaco, sino depresivo. En estos casos, las visiones aterradoras, el miedo mortal o el miedo a estar o volverse loco pueden llevar a peligrosos colapsos psíquicos y al suicidio. Aquí, el viaje de LSD se convierte en horror trip -viaje horroroso-.
Albert Hofmann
El miedo es la forma de nuestra subordinación a las leyes físicas.
Benito Pérez Galdós
La falta de dinero es un dolor sin par.
François Rabelais
No se sirva pues de ese elevado término de ideal cuando tenemos para eso, en el lenguaje habitual, la excelente expresión de mentira.
Henrik Ibsen
El diablo le da la espalda a una puerta que se cierra.
James Howell
En 1995 recaudé un millón de dólares de 22 inversores providenciales que aportaron unos 20.000 dólares cada uno. Todos me preguntaban lo mismo: ¿qué es Internet? ¡Y sólo hace 16 años!
Jeff Bezos
La vida humana eterna sería insoportable. Cobra valor precisamente porque su brevedad la aprieta, densifica y hace compacta.
José Ortega y Gasset
A Fernández le pedí un vaso de agua y me tiró una anchoa.
Luis Juez
La certeza del silencio es la razón mayor para las confidencias de las mujeres... y la mitad por lo menos de la razón para casi todas las caídas.
Manuel Linares Rivas
El Partido Democrático de Afganistán no es un partido marxista-leninista.
Mohammad Najibulá
Liam tiene sólo dos problemas: todas las idioteces que dice, y todas las idioteces que hace.
Noel Gallagher
Quien controla la Gestora, controla la lavadora.
Pablo Castellano Cardalliaguet
La existencia es un orfanato que nos adopta, para luego abandonarnos como la más cruel pasota.
Pablo Hasél
La mayoría de hombres que difaman a las mujeres están difamando a una sola.
Remy de Gourmont
Hoy no lució la estrella de tus ojos. Náufrago de mí mismo, húmedo del brazo de las ondas, llego a la arena de tu cuerpo en que mi propia voz nombra mi nombre, en que todo es dorado y azul como un día nuevo y como las espigas herméticas, perfectas y calladas.
Salvador Novo