Éstos no se llaman a sí mismos lo débiles, se llaman los buenos.
Friedrich Nietzsche
Cuando viajo por Europa paso bastante tiempo en la habitación del hotel, repasando la cultura local a través de los programas de televisión.
Barbara Probst Solomon
Nos permitieron aullar en la lengua de los enanos y los demonios, pero las palabras puras y generosas quedaron prohibidas bajo una pena tan severa que si alguien se atrevió a pronunciar alguna de ellas puede considerarse hombre perdido.
Czeslaw Milosz
Deja de arañar la corteza; hay fruta madura en tu frente.
Henry David Thoreau
La mojigatería no es más que la cara opuesta de la lascivia.
Isaac Asimov
Cuándo te digan que eres estupendo o estupenda, dite a ti mismo, simplemente funciono.
Ismael Díaz Lázaro
El trabajo es el único capital no sujeto a quiebras.
Jean de La Fontaine
Es inútil, como decía en otra ocasión: no nos salvaremos con proyectos, ni con cambios de ministros; y expresándose en una frase vulgar: 'Esto no tiene vuelta'.
Leandro Alem
Ya no tengo miedo de morir, eso ya me ha ocurrido.
Leonardo DiCaprio
Estamos aquí no hay otra alternativa.
Marcela Serrano
El amor no basta para hacer un matrimonio feliz, y más cuando se trata de dos personas tan diferentes como nosotros.
Margaret Mitchell
En cuantas cosas emprendemos hay que conceder dos terceras partes a la razón y la otra tercera a la casualidad: aumentad la primera fracción y seréis pusilánimes; aumentad la segunda y seréis temerarios.
Napoleón Bonaparte
No debemos sentir pesar por lo que no puede ser reparado.
Samuel Johnson
Escribo para definirme, un acto de autocreación, en un diálogo conmigo misma, con escritores que admiro, vivos y muertos, con lectores ideales. Porque me da placer. No sé con certeza para qué sirve mi trabajo.
Susan Sontag
Aprecio al dinero más que a todas aquellas cosas que el dinero puede dar, pero menos que a las cosas que no podrán nunca alcanzarse con el dinero y que son las más excelentes aun en esta mísera vida.
Ugo Foscolo
Con un olor de olvido en los cabellos, con un sonar de venas misteriosas.
Vicente Huidobro