No hay nada más odioso que la música sin significado oculto.
Frédéric Chopin
El hábito, si no se resiste, al poco tiempo se vuelve una necesidad.
Agustín de Hipona
Son las pasiones, y no los intereses, los que guían al mundo.
Alain
Pobres insensatos, cerebros mezquinos, que de tantos modos habéis hallado explicación a todo; para alcanzar el cielo os faltaban las alas. Teníais el deseo, pero os faltaba la fe.
Alfred de Musset
Te contaré un secreto, algo que no se enseña en tu templo, los dioses nos envidian. Nos envidian porque somos mortales, porque cada instante nuestro podría ser el último, todo es más hermoso porque hay un final. Nunca serás mas hermosa de lo que eres ahora, nunca volveremos a estar aquí.
Brad Pitt
No son las cosas que nos pasan las que nos hacen sufrir, sino lo que nos decimos sobre estas cosas.
Epicteto
La originalidad estriba únicamente en dar el nombre. Cread el nombre y la cosa será creada.
Friedrich Nietzsche
Sigue el primer consejo de una mujer, nunca el segundo.
Gilbertus Noxeranus
Cierto es que en el taller del pensamiento ocurre como en la obra maestra de un tejedor, donde un solo impulso mueve a la vez mil hilos. La lanzadera se pone en marcha, va de arriba abajo y un solo golpe da lugar a mil tramas.
Goethe
Todo aquello que está debajo de la tierra, el tiempo lo sacará a la luz del sol.
Horacio
No confío en las chicas con un matojo enorme de pelo púbico.
Jamie Lee Curtis
Ya he empezado a emprender los pasos, dificiles pero necesarios, para resolver mis problemas personales.
Kate Moss
Los modelos millonarios son bastante raros, pero, ¡por Júpiter!, los millonarios modelo son más raros todavía.
Oscar Wilde
Veo que el ex cónsul es un hombre que conoce sus limitaciones. Eso es muestra de inteligencia.
Santiago Posteguillo
El que puede gobernar su voluntad es mil veces más afortunado que si pudiese gobernar al mundo.
Stanisław Lem
Llevaba el maletín y la maleta en el asiento de atrás. En la guantera del pasajero llevaba una Biblia (la Biblia del rey Jacobo; la única para él). Doug era uno de los cuatro predicadores laicos de la Iglesia del Santo Redentor, y cuando le tocaba predicar, le gustaba hablar de su Biblia como el manual de seguros definitivo.
Stephen King