Cuando el primer niño rió por primera vez, su risa se rompió en mil pedazos que saltaron por los aires en todas direcciones, y asà fue como aparecieron las hadas. Por eso deberÃa haber un hada para cada niño y cada niña. Aunque hoy en dÃa los niños saben tantas cosas que dejan de creer muy pronto en las hadas.