Como cuando la fruta en el árbol llega a tener sazón, se suele ella caer de suyo sin que otros la corten, así tiene su cierta razón el vivir, adonde la vida misma, cuando llega, llama a la muerte.
Fray Luis de León
El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree.
Antonio de Padua
Alguien dijo que hay cuatro profesiones que nunca se pueden abandonar: diplomático, periodista, cómico y puta.
Carlos Fuentes
Vamos a beber en las fuentes vivas de los hechos diarios la convicción que sirva de motor impetuoso a nuestra obra, conscientes de que fue la convicción cristiana (un ejemplo solo) el dínamo que hizo brotar el inmenso arte popular de las primeras y más ejemplares épocas del renacimiento italiano.
David Alfaro Siqueiros
Riqueza sin salud es el infierno en la tierra.
Herman Gottlieb
Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa.
Jane Austen
Nadie a la libertad tiene derecho, cuando no hace hábito y gala de respetar la libertad ajena.
José Martí
No se ganan batallas con buenos deseos.
Marlene Dietrich
Io sono un uomo di sinistra ragionevole che cerca di impegnarsi per il bene del Paese.
Massimo D'Alema
Yo soy del tipo de persona que le gusta decir las cosas a la cara.
Miley Cyrus
Mentes despiertas que olvidan y que abandonan.
Nach
Se pierde la virginidad de la fe para adquirir la maternidad de la razón.
Nicolás Salmerón
Voy pisando cadáveres de amantes y viejas tumbas llenas de pasado, cubierto con cabello horripilante del gran sepulcro universal tragado.
Pablo de Rokha
Puede considerarse bienaventurado y no pedir mayor felicidad el hombre que ha encontrado su trabajo.
Thomas Carlyle
Lo que piensen de mi no es asunto mío.
Wayne Dyer
Juro por la burra de Balaam que, si sigue callando, haré que se arrepienta de su obstinación. Y diciendo estas palabras, el Califa no pudo evitar lanzar sobre el desconocido una de sus peligrosas miradas; éste ni se inmutó: el ojo asesino no le produjo el menor efecto.
William Beckford