Los demás siempre nos parecen más felices que nosotros, y sin embargo lo extraño es que el hombre que cambiaría con gusto su posición no consentiría casi nunca en cambiar su persona. Acaso quisiera rejuvenecer un poco, pero no demasiado todavía, y andar bien si es cojo; pero se conservaría el conjunto de su persona, en la que encuentra mil atractivos y no sé qué encanto.