Hay que vencer los prejuicios. Lo que les pido es acaso imposible, pues nos obliga a superar nuestra historia y, sin embargo, si no la superamos, señoras y señores, se impondrá una regla: ¡El nacionalismo es la guerra! La guerra no es sólo el pasado, puede ser nuestro futuro. ¡Y ahora son ustedes, señoras y señores diputados, los guardianes de nuestra paz, de nuestra seguridad y de ese futuro!