Es preciso estar siempre presto a declarar la guerra, para que no nos veamos obligados a la desgracia de tener que aceptarla.
François Fénelon
El placer que los hombres pueden proporcionar en la conversación no guarda una proporción fija con sus conocimientos o su virtud.
Ben Jonson
Ser segundo es ser el primero de los perdedores.
Carlos Sainz
La fama, el crédito y el honor son cosas, como la goma, elásticas.
Giuseppe Giusti
Ascua encendida es el tesoro, sombra que huye la vanidad. Todo es mentira: la gloria, el oro; lo que yo adoro sólo es verdad: ¡la Libertad!
Gustavo Adolfo Bécquer
Todo está dentro de mí, y no hay jueces, y no hay fronteras ni límites para mí.
Henri Barbusse
Si el Sr. Martínez se hubiera tomado el trabajo de conocer a algún falangista independiente, se habría dado cuenta de que no forman especie alguna. Ellos son, por más que le pese a muchos, la auténtica encarnación del pensamiento joseantoniano, que no es precisamente el del Movimiento.
José María Aznar
El hombre feliz es más raro que un cuervo blanco.
Juvenal
Eres mi melocotón loco; suave por fuera y loco e imprevisible por dentro.
Megan Maxwell
Siempre me han aburrido y repugnado las corridas de toros.
Miguel de Unamuno
Pueden reconocer un millón de veces al llamado Consejo Nacional de Transición, eso no tiene alcance alguno para el pueblo libio que va a pisotear vuestras decisiones.
Muamar el Gadafi
Juego casi en cualquier parte del campo; soy un poco así en la cama.
Steven Gerrard
La creencia de que los gustos humanos no son más que preferencias culturales reversibles ha llevado a los planificadores sociales a impedir que la gente disfrute de la ornamentación, de la luz natural y de la escala humana, y ha forzado a millones de personas a vivir en grises cajas de cemento.
Steven Pinker
¿Por qué has ayudado a todo el mundo excepto a mí? Hermana.
Sylvia Hoeks
Por el cosquilleo de mis pulgares, algo maligno viene hacia mi.
William Shakespeare
Sólo una persona imbécil rinde siempre al máximo de sus posibilidades.
William Somerset Maugham