Todos poseemos suficiente fortaleza para soportar la desdicha ajena.
François de La Rochefoucauld
Pues YO es otro. Si el cobre se despierta clarín, no es culpa suya.
Arthur Rimbaud
Llega el confusionismo político y religioso. Aparecerán predicadores de religiones falsas; hablarán de Dios, mas no Dios. Serán en la autodivinidad y explotarán el ingenuo desviado que no ve lo que de niño vio. Los ministros de Cristo y sus soldados serán los únicos que predicarán la verdad. ¡Y ellos serán!
Benjamín Solari Parravicini
El neurótico invade, controla, aglutina y asfixia permanentemente al otro. El mensaje es: Sin mí no vives.
Bernardo Stamateas
Nada hay tan semejante como los huevos, pero nadie, en virtud de esta aparente semejanza, aguarda el mismo gusto y sabor en todos ellos.
David Hume
Con sabiduría podemos entender cómo existen los objetos en realidad.
Gueshe Kelsang Gyatso
Tu mujer no es una excepción.
Jean Rostand
1 + 1 = John + Yoko. Matemática simple.
John Lennon
El deber ha de cumplirse sencilla y naturalmente.
José Martí
Mi padre desde chico me enseñó a jugar al fútbol para divertirme.
Juan Román Riquelme
Las desgracias ajenas pueden incluso desarrollar nuestras lágrimas, pero en el fondo ayudan a soportar el infortunio que todo el mundo arrastra, y aunque la castástrofe de otros despierta nuestra compasión, también nos provoca una secreta alegría morbosa por habernos librado esta vez.
Manuel Vicent
Ya no hay quien sepa el arte de la conversación, es decir, de la discusión. Conversar es entrar en el surco que ha trazado el otro, y proseguir en el trazo y perfección de aquel surco; diálogo es colaboración.
Massimo Bontempelli
La televisión es una hija del cine que le ha salido disipada y de malas costumbres.
Ramón J. Sender
Es la única manera, infiltrarnos y coger a los malditos, volverlos en contra de ellos mismos.
Rose Byrne
Un libro es capaz de trastocar el orden de las cosas dentro de la cabeza humana, a condición, claro, de que haya alguna cosa en ella antes de empezar la lectura.
Stanisław Lem
Lo supremo en el arte de la guerra consiste en someter al enemigo sin darle batalla.
Sun Tzu