¡Qué horror!, ¡qué tema! No vaya tan arriba. Cambiar, nada. Si existen se deben reservar para el ámbito privado, y si no existen es mejor dejarlo.
El público es el que me paga. Pueden pitar cuando quieran y yo tengo que callar y tengo que aceptar.
Necesito un pedacito de tu cielo, un whisky con hielo y unos huevos fritos, ¡y déjate de historias!.