La mujer cambia con frecuencia y es bien loco quien se fía de ellas.
Francisco I
Pájaro tu pie, viento mi querer, yo te puedo comprender, sin saber por qué no te podrás ir, yo te quiero despedir.
Alfredo Zitarrosa
Por favor, no me pidan si digo siempre la verdad: no tengo ganas de mentir.
Andrea Mucciolo
Hoy juegas y ríes e ignoras; pero tú tendrás treinta y tres años, y entonces quizás tu historia sea digna de ser contada, como lo fue la de tus padres.
Benito Pérez Galdós
Esta es la España que nos deja Zapatero. Se han ido al paro hasta los de ETA.
El Gran Wyoming
El hombre sobrelleva el infortunio sin quejarse, y por eso le hace sufrir más.
Franz Schubert
Morir es la consecuencia de la vida y de nosotros depende que cuando lleguemos a ese momento lo dejado atrás sea lo suficientemente relevante como para dignificar la memoria que leguemos a nuestros sucesores.
Juan Antonio Cebrián
Todos nosotros somos seres de luz. Fuimos formados originalmente en el corazón de las grandes estrellas rojas, hace miles de millones de años.
Leonardo Boff
Es todo lo que pude imaginar en mis sueños más fantasiosos y cada latido de mi corazón es para él. Sé que vamos a ser felicísimos.
Lucy Montgomery
La máxima virtud de un príncipe es conocer a los suyos.
Marcial
El optimismo empieza con una mueca explícita y el pesimismo termina con gafas de sol. Además, los dos son simples poses.
Oscar Wilde
No permitas que tu lengua corra más que tu inteligencia.
Quilón de Esparta
Cultiva el hábito de la atención y trata de conseguir la oportunidad de escuchar hablar a hombres y mujeres sabios. La indiferencia y la falta de atención son los dos monstruos más peligrosos que nunca encontrarás. El interés y la atención te asegurarán una educación.
Robert Andrews Millikan
En el fondo, un poema no es algo que se ve, sino la luz que nos permite ver. Y lo que vemos es la vida.
Robert Penn Warren
El necio muestra enseguida su enojo; el prudente pasa por alto la ofensa.
Salomón
A los que tienen un sentimiento cristiano les corresponde un papel de vigías. Dios nos ha nombrado vigías, también a los políticos.
Viktor Orbán