(Que) manifestar la herida duele más que padecerla.
Francisco de Rojas Zorrilla
Tú y yo parecemos de 4 años. Queremos saber el por qué y el cómo así de todo. Queremos revelarnos a nosotos mismos a voluntad y hablar con franqueza. Y nunca hablar banalidades y ser intuitivos, y preguntar al extremo, y encontrar a Dios, mi faro torturado... Necesitamos compañeros que compartan nuestra opinión.
Alanis Morissette
Todo nuestro conocimiento es conocernos a nosotros mismos.
Alexander Pope
Qué razón tenía Cupido al unir nuestros destinos, Te quiero!.
Anónimo
En la duenna pequenna yase muy grand amor.
Arcipreste de Hita
Israel ¡Nueva Tierra! El judío encuentra a Eretz Israel.
Benjamín Solari Parravicini
Que estemos en guerra no significa que no podamos comer bien.
Bob Balaban
Los edificios, también, son hijos de la tierra y el sol.
Frank Lloyd Wright
Las revoluciones son tiempos en que el pobre no está seguro de su honradez, ni el rico de su fortuna, ni el inocente de su vida.
Joseph Joubert
Miro a la ambigüedad cuando estoy escribiendo, porque la vida es ambigua.
Keith Richards
Yo soy esencialmente una solitaria.
Lauren Bacall
El hombre es un ser escondido en sí mismo.
María Zambrano
Según los criterios establecidos en la conversación de aquella noche, ella no poseía ninguna cualidad en un grado demasiado alto ni demasiado bajo, lo cual le llenaba de asombro y de un anhelo desesperado. El debate no tuvo ninguna conclusión, y acabó por caer en un deshilvanado chismorreo que los jóvenes mantuvieron hasta el amanecer.
Murasaki Shikibu
En mi pintura se observan cambios muy marcados, pero sin embargo, coinciden en que soy Pérez Celis. Pero no porque yo me lo proponga -nadie se puede proponer nada de lo que no es- sino que nunca, cuando tengo que pintar un cuadro, me preocupa el estilo para demostrar algo.
Pérez Celis
Los militares deben recordar que son servidores de la República y no sus amos. Y en vez de guardar las urnas deben guardar mejor el patrimonio nacional y los derechos humanos.
Raúl Alfonsín
Nada da más valor al miedo que el miedo de los demás.
Umberto Eco