Quien no ama con todos sus cinco sentidos a una mujer hermosa, no estima a la naturaleza su mayor cuidado y su mayor obra.
Francisco de Quevedo
Defendemos el Capitalismo porque es el único sistema orientado hacia la vida de un ser racional.
Ayn Rand
Hay cierto tipo de mujeres que lleva en sus venas la sangre demasiado caliente.
Blanca Miosi
Tener poder conlleva demasiada responsabilidad, muchos enemigos...
La visión es el tacto del espíritu.
Fernando Pessoa
Las universidades no crean tontos, solamente los desarrollan.
George Horace Lorimer
El sexismo es una indignidad específicamente moderna.
Iván Illich
El abismo no tiene límites ni vacío, porque yo soy el abismo; lo infinito está lleno de mí. Pero yo, a quien nada puede contener, me retiro y no extiendo por todas partes mi bondad, que es libre de obrar o de no obrar: el hado y la necesidad en mí no influyen: mi voluntad es el destino.
John Milton
¡Váyase señor González, váyase!
José María Aznar
La justicia sin la fuerza y la fuerza sin la justicia constituyen dos grandes desgracias.
Joseph Joubert
El acné juvenil es directamente proporcional a la necesidad de esconder esa explosión de energía vital.
Laura Gutman
¡Viva la independencia! ¡Viva la América! ¡Muera el mal gobierno!
Miguel Hidalgo y Costilla
Cuando estáis combatiendo contra los enemigos, si tenéis la sensación de estar estancados y de no hacer ningún progreso, abandonad vuestro estado de ánimo y pensad en vuestro corazón que estáis empezando algo nuevo.
Miyamoto Musashi
Es necesario ser un hombre sabio para manejar una mentira; un tonto haría mejor en permanecer honesto.
Norman Douglas
Una cosa es posicionarse en contra DEL FENÓMENO de la inmigración sin control de ninguna clase, y otra, acometer a un semejante. Los inmigrantes no tiene la culpa de nada. Ellos, como nosotros, son las víctimas de este sistema y de las mafias que juegan con sus ahorros, sus esperanzas y sus vidas para forrarse a cuenta del dolor ajeno.
Ricardo Sáenz de Ynestrillas Pérez
El amor tiene efectos muy diversos; primero ablanda el alma, luego la enferma. Pero más tarde ésta siente el fuego verdadero del amor divino, y grita, y se lamenta, y es como piedra que en el horno se calcina, y se deshace y crepita lamida por las llamas.
Umberto Eco