Nada debe turbar la ecuanimidad del ánimo; hasta nuestra pasión, hasta nuestros arrebatos deben ser medidos y ponderados.
Francisco Ayala
Cualquier necio destruye, el sabio es aquel que construye. La ignorancia es hacer padecer a nuestra mente.
Alex Pimentel
La cordura y el genio son novios, pero jamás han podido casarse.
Amado Nervo
No te preocupes por eso, cuando seas el jefe no les quedará otro remedio que obedecerte. Para los peruanos cualquiera que sea blanco y tenga los ojos azules es un gringo, no importa dónde haya nacido.
Blanca Miosi
Los verdaderos señores se conocen más por el trajelimpio que por el traje hermoso.
Carlo Collodi
A partir de hoy, los latinos y los romanos son la misma gente, unidos en Dios y es con la ayuda de Dios, que hemos de salvar Constantinopla.
Constantino XI
¿Quién no piensa alguna vez en esos misteriosos amigos que no hemos visto y que no veremos jamás, que no tienen ni cara ni nombre?.
Edmundo de Amicis
El Gobierno tiene la voluntad de indultar a la serpiente (ETA) y de que no haya ningún resquicio, de que la banda terrorista pudiera haber atentado o contribuido a los atentados de forma indirecta.
Francisco José Alcaraz
¿Qué es lo que se consigue a menudo con la educación? Hacer de un arroyuelo libre y serpeante una zanja trazada a cordel.
Henry David Thoreau
Los creyentes les han asestado duros golpes a la libertad de expresión.
Ismael Leandry Vega
El amor es un mototrineo corriendo por la tundra y que de repente se vuelca, atrapándote debajo. Por la noche, vienen las comadrejas del hielo.
Matt Groening
Yo puedo tocar el fuego, puedo hasta quemarme entero, no me pidas que te deje de amar.
Miguel Mateos
Creo que Dios es un gran tipo con gran sentido del humor, suelo verlo merodeando en las esquinas sacando polaroids.
Las cosas sólo tienen el valor que les damos.
Molière
Tu pupila en la corteza celeste, gira a lo lejos y a ras de suelo, la defienden los lapsus de las débiles, previsoras pestañas.
Ósip Mandelshtam
Su método de armonía era de una sumaria sencillez. Estableció tablas de acordes para todas las tonalidades posibles, con ayuda de las cuales cualquiera podía componer, sin esfuerzo, canciones a cuatro o cinco voces, y suscitó de este modo en la comunidad un verdadero frenesí de composición musical.
Thomas Mann