No te puedo asegurar sobrevivir aquí, si vienen y van como si fueran sus tierras, no ven que les duele.
Francisca Valenzuela
Lo malo de la ignorancia es que va adquiriendo confianza a medida que se prolonga.
Anónimo
Para vida reposada (y otra no es la que Dios nos mandó) basta mujer de tal traza que me traiga paz en casa; todo el resto tengo yo.
Bartolomé Torres Naharro
El mayor amigo de la verdad es el tiempo; su más encarnizado enemigo, el prejuicio; y su constante compañero, la humildad.
Charles Caleb Colton
La música está por encima del pensamiento.
Eugène Delacroix
Ante lo reiterado, y a falta de quien contradiga, todos creen, lo que no significa saber.
Fernando de la Rúa
La televisión es el triunfo de la máquina sobre las personas.
Fred Allen
Un mundo sin guerra es un mundo con paz.
George W. Bush
Es el hombre un ser tan tenazmente contradictorio que no acepta imposición alguna en su provecho, y sí sufre cualquier coacción en su perjuicio.
Goethe
Toda persona inteligente suele quedar como un imbécil cuando se halla rodeada de imbéciles.
Jaume Perich
Los hombres viven en comunidad, en razón de las cosas que tienen en común, y la comunicación es el medio como posee cosas en común.
John Dewey
He experimentado de todo, y aseguro que nada es mejor que estar en los brazos de alguien que amas.
John Lennon
Las honestas palabras nos dan un claro indicio de la honestidad del que las pronuncia o las escribe.
Miguel de Cervantes
Y junto al espejo había un par de zapatitos sobre la mesa, unas miniaturas que hasta a una gamuza diminuta le habrían quedado chicos, además de unos guantes pequeñitos, un pañuelito de bolsillo, qué sé yo qué más, todo en completo desorden, y sin embargo todo en conjunto era una preciosidad. ¿Cuál era su secreto? Sí, de las mujeres, ¿cuál era su secreto?
Milán Füst
Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me dio dos luceros que, cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco, y en el alto cielo su fondo estrellado, y en las multitudes el hombre que yo amo.
Violeta Parra
Esquivamos la mirada y nos incomoda la presencia de aquellos que nos recuerdan nuestra debilidad.
William Hazlitt