Miserable es el estado de ánimo de aquel que tiene pocas cosas que desear y muchas que temer.
Francis Bacon
La semana pasada, en Múnich, en la Literaturhaus, vi una exposición de fotografías de actores en muchas representaciones distintas: el conjunto de caras crea un espectáculo inédito. La ordenación de hechos diferentes produce un diseño nuevo, una historia nueva.
Alberto Manguel
Música, el mosaico del aire.
Andrew Marvell
Apaga la vela, que no necesito ver el color de mis ideas.
Émile Zola
Las hipótesis son andamios que se colocan ante el edificio y se quitan al término de las obras. Son imprescindibles para el albañil, que sin embargo no debe tomar el andamio por el edificio.
Goethe
El silencio es tan profundo que casi hace daño en los oídos.
Haruki Murakami
Con hambre sólo, pero sin ideal alguno, se hace motines, pero no revoluciones.
Jacinto Benavente
Los líderes deben ser abiertos, constructivos, y dar a los empleados un propósito para su trabajo y para aumentar el compromiso individual con la firma.
Jack Welch
Entras. Te sientas. Cruzas las piernas. Y los ojos se me caen como moneditas falsas, tintineando.
José Luis Villatoro
La disciplina es un principio de control de la producción del discurso. Ella le fija sus límites por el juego de una identidad que tiene la forma de una reactualización permanente de las reglas.
Michel Foucault
No es bueno perseguir lo que ya pasó
Milán Füst
Y no creáis que los zapatos en la vida en el campo de concentración, sean un factor sin importancia. La muerte empieza por los zapatos: se han convertido, para la mayoría de nosotros, en auténticos instrumentos de tortura que, después de las largas horas de marcha, ocasionan dolorosas heridas las cuales fatalmente se infectan.
Primo Levi
¡Se aprovecha de mi nobleza!
Roberto Gómez Bolaños
No hay cosa por fácil que sea que no la haga difícil la mala gana.
Terencio
El trabajo es vida.
Thomas Carlyle
Comprendí cómo el hombre, desposeído de todo en este mundo, todavía puede conocer la felicidad -aunque sea sólo momentáneamente- si contempla al ser querido.
Viktor Frankl