Yo he deseado, como todo el mundo, honores y provecho, y muchas veces he conseguido éstos más allá de mis deseos o esperanzas; y, sin embargo, nunca he hallado dentro de mí aquella íntima satisfacción que había imaginado. Razón ésta que, bien considerada, tendría que ser poderosísima para suprimir en nosotros muchas de nuestras vanas ambiciones.