Vengo, vengo, vengo y el umbral se llena de amor y yo, en el umbral, a los que aman y a la muchacha que aún está aquí en el umbral lleno de amor saludaré de nuevo.
Forugh Farrojzad
El cine... ese invento del demonio.
Antonio Machado
... todos los ciudadanos debián jurar fidelidad a Dios,...
Baruch Spinoza
Nuestros verdaderos enemigos están en nosotros mismos.
Benedetto Caetani Bonifacio VIII
Queremos la paz, pero la paz no puede ser nunca mera ausencia de violencia, sino que debe ser presencia y vigencia de la Constitución, sin coacciones, extorsiones ni amenazas.
Fernando Savater
Desconocer nuestras raíces, separarnos de ellas, constituye el gesto suicida de un idiota.
François Mitterrand
Tan terrorista es aquél que asesina en Euskadi como el que promueve y orienta políticamente una guerra terrorista en Irak, tal y como están haciendo en este momento Bush, Blair y Aznar.
Javier Madrazo
Es sólo otro hombre, otra pelea, otro día de pago.
Joe Frazier
No renuncio a nada, simplemente hago lo que puedo para que las cosas me renuncien a mí.
Julio Cortázar
A lo largo de mi vida, mi espíritu ha sido probado mil veces hasta que descubrí un secreto que me salvó.
Kate Winslet
Hay determinadas cuestiones, que aún conociendolas, no las conozco...
Magdalena Álvarez
Se llama aplomo la capacidad de enfrentarse a la guillotina sin perder la cabeza.
Marco Aurelio Almazán
Gangsters cazan elefantes y rappers se creen AlCapone.
Pablo Hasél
Dondequiera que se ama el arte de la medicina se ama también a la humanidad.
Platón
Pensaba: soy propietario de mis carencias. Mi única propiedad es lo que me falta. Lo que no soy capaz de alcanzar, lo que he perdido, eso es lo que tengo, lo que es de verdad mío, ése el vacío que soy. Tengo lo que carezco.
Rafael Chirbes
Cuando una muchacha no nos hace en seguida, desde la primera mirada, una impresión tan fuerte que sea capaz de hacer despertar en nosotros una imagen ideal de sí misma, no es, en general, digna de que nos tomemos el trabajo de buscarla en la realidad. Pero si despierta esa imagen, entonces nos sentimos, por grande que sea nuestra experiencia, como dominados, arrastrados por una fuerza desconocida.
Søren Kierkegaard