¿A quién confiar un secreto? A un mentiroso o a un mudo. Éste no habla y aquél no es cretino.
Filippo Pananti
Dinero: Un buen siervo pero un mal amo.
Alejandro Dumas
De tanto vivir frente del cementerio no me asusta la muerte ni su misterio.
Alfredo Zitarrosa
Uno no se hace grande más que midiendo la pequeñez de su dolor.
Ernst Wiechert
Así como nuestro cuerpo es mortal, las iras no deben ser inmortales. Así hablan los sabios.
Eurípides
También Dios tiene su infierno: es su amor a los hombres.
Friedrich Nietzsche
Los hombres pequeños maldicen lo que no alcanzan a comprender.
George R. R. Martin
Todavía no sé qué me vas a preguntar, pero me opongo.
Groucho Marx
Con mi marido, hemos escuchado los mismos discos durante 20 años. Brahms y Schumann. Estaba cansada. Cuando lo pienso... Mis hijos se han ido, mi marido me dejó, mi madre murió, yo soy libre. Una libertad total. Nunca había experimentado eso. Es extraordinario.
Isabelle Huppert
Dos piedras preciosas, la una falsa y la otra buena, son difíciles de distinguir: la firmeza y la obstinación.
Johann G. Kohl
En ningún momento de la historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen unos a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en Dios, no lo necesito y además soy buena persona.
José Saramago
Los que viven, viven de una idea; los otros, son los muertos.
Jules Michelet
A un pueblo no se le convence sino de aquello de que quiere convencerse.
Miguel de Unamuno
No le des nunca consejos al que te pida dinero.
Pedro Calderón de la Barca
¿Qué somos? Me preguntaste una semana o un año después, ¿Hormigas, abejas, cifras equivocadas en la gran sopa podrida del azar? Somos seres humanos, hijo mío, casi pájaros, héroes públicos y secretos.
Roberto Bolaño
Se dijo que no debería estar haciendo esto al inspector, que era apenas un empleado, en el lugar equivocado, y probablemente no era un mal hombre. El problema es que los trolls arriba en la plaza probablemente no eran malos trolls y los enanos abajo en la plaza probablemente no eran malos enanos, tampoco. Gente que probablemente no era mala podía matarte.
Terry Pratchett